Friday, March 17, 2006

El guerrero no nace para triunfar, nace para ser guerrero.
Su belleza requiere que quien lo mire tenga la capacidad para descubrirlo.
Pueden pasar a su lado cientos... miles...
Algunas ni siquiera se percatarán de su existencia.
Otras no encontrarán en el nada singular que lo haga resaltar del mundo que lo contiene. Habrá quienes pensarán que sólo es un guerrero.
Aún tal vez aparezcan las que le dedicarán un par de miradas atraídas por su fuerza y seguirán su camino.
Pero en algún momento aparecerá quien no lo considere un guerrero más, y tenga todo el tiempo necesario para deleitarse observándolo en cada milímetro, descubra nuevas sensaciones y no siga de largo, sino que decida que es un guerrero demasiado poderoso para no conservarlo.
Así con profundo cuidado y amor, lo llevará a su propio refugio donde a cada momento pueda tenerlo cerca para quererlo, apreciarlo, dejarse cautivar por el... para amarlo.
Y no le pedirá que cambie su fuerza, color, su forma, su aroma.
Nací guerreero. nací así.